viernes, 28 de noviembre de 2008

Personajes de la Odisea



La Odisea no presenta una gama tan variada de personajes como la Ilíada, pero ofrece campo abundante y propicio para un análisis del que se extraen curiosas conclusiones.

ODISEO

Único, genial, arrebatador, irrepetible. Lleno de energía, de imaginación, de ingenio, de habilidad. A veces sin escrúpulos, a veces cruel, a veces tierno. Siempre exigente con sus compañeros, Siempre en movimiento, siempre activo, siempre dinámico. Solo se duerme una vez durante la travesía, y su sueño tiene funestas consecuencias. Él dirige su propia nave, marca su rumbo y decide adónde quiere ir. No es un vagabundo. Siempre sabe que su meta es Ítaca. Sabemos cuál es el destino final; sus peripecias son escollos que debe superar para llegar al objetivo fijado. Odiseo parece ser el único que lo tiene claro. No así sus compañeros que se acomodan en la primera isla en la que atracan. La capacidad para la acción oscurece su lado sensible y sentimental. Odiseo siente vergüenza ante Nausícaa y sus amigos, llora en la Corte de Alcínoo, llora en la gruta de Calipso añorando su tierra. Sin embargo, aguanta al cíclope y resiste la prueba de la bajada al mundo subterráneo.
He ahí la segunda gran característica de Odiseo: su capacidad para resistir, para soportar adversidades, dolores físicos y dolores morales. Todo el aguante tiene sentido si sirve para salvar escollos y llegar a la meta. Dinamismo, imaginación, energía, resistencia y tenacidad.

PERSONAJES DE ÍTACA


-PENÉLOPE. Paradigma de la esposa fiel y abnegada. Tiene, también, otros valores, como su tenacidad y su resistencia o su ingenio y su imaginación para engañar y burlar a los pretendientes. Además, es una mujer que, en su aparente pasividad, está activa. Mientras el esposo se mueve por el mar, ella teje y desteje, símbolo de que realmente comparte todo con él. La sostiene la esperanza, esa idea arraigada en el alma griega. Saca fuerzas de flaqueza y, aunque está a punto de derrumbarse, resiste. Cuando tiene a Odiseo frente a frente, lo ignora; en la distancia, en cambio, se identifica totalmente con él.


-TELÉMACO. Su perfil es el de joven impulsivo y cariñoso que capta la situación del padre y la asume como propia y, en consecuencia, presta una colaboración y una ayuda excepcionales. Su navegación carece de incidencias; su perfil se agiganta en Ítaca, donde no duda en pisar un terreno comprometido. Al igual que su padre y que su madre, está siempre en movimiento. Compone un cuadro familiar en el que ninguna de las tres personas tienen tiempo para el descanso. Padre, madre e hijo, cada uno en su área de movimiento y de influencia, están en acción. De ahí que el poema resulte trepidante.

OTROS PERSONAJES DEL ENTORNO DEL PALACIO

-LOS SIRVIENTES. Estos personajes de palacio se han escindido en dos bandos: los que mantienen la fidelidad a su señor y los que se han pasado descaradamente al bando de los pretendientes, pensando, sin duda, que vendrán tiempos mejores para ellos si cambia la situación. Eumeo, Filetio y Euriclea son un canto al valor de la esperanza, la fidelidad y la lealtad, valores difíciles cuando el tiempo pasa y las circunstancias son adversas. Por contraste, el cabrero Melantio y al menos doce de las cincuenta esclavas de palacio -así la señala Euriclea- han abandonado a Penélope, y están más pendientes de tontear con los pretendientes que de cumplir con sus obligaciones. Representan la negación de los valores antes puestos de relieve


-LOS PRETENDIENTES. Son individuos que no tienen valores, a quienes no les importa la dignidad, la fidelidad o la lealtad y que quieren enriquecerse enseguida sin trabajar.

PERSONAJES FUERA DE ITACA


Todos los personajes que salen al encuentro de Odiseo, sea por mar, sea por tierra, tienen un significado. Hemos visto a los que Odiseo encuentra en tierra. Veamos a los que se tropiezan con el héroe en su azarosa navegación: unos son humanos; otros, fantasiosos e irreales; otros, alegóricos; unos, individuales, y otros, colectivos.

PERSONAJES FEMENINOS

Representan los tres tipos de mujeres que pueden aparecer en la vida del hombre, y por eso aparecen en la navegación de Odiseo.


-CALIPSO. Da rienda suelta a la pasión física que siente por Odiseo. Él consiente al principio, pero con el tiempo la situación se vuelve absurda.


-CIRCE. Convierte a los hombres en cerdos; es la mujer que engaña a los hombres. En el caso de Odiseo lo intenta, pero no lo consigue. Tiene el héroe recursos suficientes para salir airoso del encuentro con ella; no así sus compañeros, que, al momento, sucumben a su seducción.


-NAUSÍCAA. Es encantadora, pero infantil. Por un instante se deslumbra, e incluso Odiseo parece sentir una cierta atracción por ella. Pero Nausícaa tiene su boda ya apalabrada y Odiseo está ya cerca de Ítaca.
Las tres mujeres se oponen a Penélope, que es, al fin y al cabo, el punto de referencia de Odiseo. Calipso, Circe y Nausícaa aportan al héroe vivencias, experiencia, pero le hacen perder el tiempo, eso sí, de buena fe. Odiseo tiene ganas y prisa por llegar a Ítaca; no se encuentra a gusto ni en la gruta de Calipso ni en el palacio de Circe; en la Corte de Alcínoo se relaja porque le es imprescindible, pero entre la maleza frente a Nausícaa se encuentra en una situación incómoda.


Todos los demás personajes son fundamentalmente alegóricos.

ALEGORÍAS DE LA VIOLENCIA

-CÍCLOPE. Representa el monstruo la fuerza bruta, la violencia desmedida a la que no se debe replicar con las mismas armas. Odiseo, frente a la violencia que debe ser afrontada porque no puede ser esquivada, representa la inteligencia, el sentido común. Ni piedras, ni palos; un simple odre de vino, gran diligencia en la acción y astucia; esas son sus armas.


-LOS CICONES. Son un pueblo violento, que replican a una incursión que Odiseo ha realizado en su tierra para hacer provisiones y poder avanzar. Conseguido el objetivo, debe marchar. Los compañeros no lo entienden y por su tardanza son atacados por los Cicones.


-LOS LESTRIGONES.
vienen a ser una reedición del cíclope; personajes gigantescos de cuerpo pero no de mente, violentos y agresivos. Arrojan grandes peñascos sobre las naves de Odiseo y son muy numerosos. Por ello, ese grupo debe evitarse. Al personaje violento, si presenta batalla, debe hacérsele frente con la inteligencia; si es más numeroso y especialmente agresivo, hay que huir de él con rapidez.

ALEGORÍAS DE LA SEDUCCIÓN

Cuatro tentaciones acechan a los navegantes: el hambre, el cansancio, la desesperanza y la lentitud.


-EL PAÍS DE LOS LOTÓFAGOS y LAS VACAS DE HELIOS. Pueden saciar el hambre de los viajeros, pero a costa de cobrarles un precio muy elevado. El dulzor del loto atonta, sacia el cuerpo y obnubila la mente; el que come de ese fruto quiere quedarse en esa isla para siempre, se olvida de volver a su punto de destino. Las vacas del Sol son sagradas; dicho de otro modo, son alimento prohibido.


-EL ODRE DE EOLO.
Bien utilizado, es positivo; aviva la marcha de la navegación; mal utilizado, da al traste con ella. La navegación tiene su ritmo; la impaciencia, la lentitud, la pérdida de la fe en la empresa es lo que impulsa a los compañeros de Odiseo a hacer un uso negativo del odre. Claro que el héroe ha cometido un error; humano como es, se ha dormido -rendido por el cansancio-. y el que va al frente de la travesía no puede descuidarse ni un instante.

ALEGORÍAS DE LOS SERES FANTÁSTICOS E INVISIBLES

-EL CANTO DE LAS SIRENAS. La seducción que viene de melodías fabulosas, que halagan los oídos y, al igual que el dulzor del loto, obnubilan la mente. La forma de combatirlo es elocuente: taparse los oídos y amarrarse al mástil. A grandes males, parece decirnos Odiseo, grandes remedios. No basta con no escuchar; hay que inmovilizarse; tomar una doble precaución.


-LAS SIMPLÉGADES, ESCILA Y CARIBDIS. Exigen mucha habilidad: Escila es un monstruo que se ve; Caribdis, un remolino que engulle y que no se ve. ¿Cuál de los dos peligros es peor? Apartarse del uno es sencillo -del que se ve-, pero se corre el riesgo de ser engullido por el torbellino que no es visible. Ni dar tanta importancia al riesgo que se ve y que con previsión se evita, ni menospreciar al que no se ve, que también con habilidad puede sortearse; en la duda, el consejo de Odiseo es evitar esta última y acercarse más a la que es más visible.
Así la violencia, la seducción de los sentidos -todos presentes en el poema excepto el olfato, que solo está aludido- y los peligros reales u ocultos son los escollos que pueden dar al traste con la ilusión del navegante y apartarla de su rumbo. El ingenio, la tenacidad y la fuerza de voluntad son las armas para hacerles frente. Los compañeros de Odiseo representan al hombre débil que va cayendo. Odiseo es el héroe popular que, sin perder un ápice de su humanidad, va resistiendo y superando las dificultades.

PERSONAJES DIVINOS


A diferencia de la Ilíada, donde todo el Olimpo está en vilo presenciando los acontecimientos, la Odisea -excepción hecha de la escena inicial de la Asamblea- cuenta con la presencia de dos importantísimas divinidades enfrentadas desde siempre: Poseidón y Atenea.


-POSEIDÓN. Es hostil a Odiseo. Desata tempestades, impulsa vientos, promueve oleaje. En el poema enmarca todas las fuerzas negativas del mar. El Egeo, el Jónico, el Mediterráneo en suma, poblado de islas, de climatología menos dura que los mares norteños, sin embargo, se presenta como un elemento adverso, como una dificultad que debe ser superada y que acaba por desmoralizar al navegante. y la violencia del mar es real; el mar existe en la realidad, no en la imaginación de los navegantes. Poseidón se encarga de recordarlo a cada instante. No han superado los marineros una adversidad cuando ya se prepara la siguiente tempestad. En ese sentido, Poseidón resulta implacable.


-ATENEA.
No deja a Odiseo ni un momento. Lo protege y le es de mayor utilidad en tierra firme que en el mar. ¿Qué sentido puede tener que sea precisamente Atenea la que protege, acompaña y aconseja constantemente al héroe? Atenea, recordemos su símbolo, la lechuza con los ojos siempre bien abiertos, representa la inteligencia. Es patrona de tejedoras e hilanderas, pero es, antes que nada, la fuerza de la mente, capaz de dominar la lanza. Odiseo representa el ingenio, la listeza, la astucia, el sentido común; Atenea completa todo eso con unas dosis de inteligencia. Con Atenea, Odiseo es invencible, sale siempre airoso, siempre triunfa.


Figuras retóricas


Suele ser bastante frecuente la división de las figuras retóricas en figuras de pensamiento y figuras de dicción. Las de pensamiento requieren una elaboración más intelectual y exigen, por lo tanto, una interpretación. Las figuras de dicción suelen potenciar el texto haciéndolo más sugerente más rico, es decir, más literario.
Otra de las divisiones posibles es basarse en el tipo de recurso empleado según el nivel lingüístico. Teniendo esto en cuenta podemos dividir las figuras retóricas en figuras de recursos sintácticos, fonéticos o semánticos. (A grandes rasgos, la mayoría de recursos semánticos se corresponden con las figuras de pensamiento y los recursos sintácticos con las figuras de dicción)
Emplearemos esta última división, ya que puede parecer más evidente.

RECURSOS FONÉTICOS
Aliteración: Combinación o repetición de sonidos en una misma frase a fin de buscar un efecto musical o sonoro.Ej: " En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba". (Garcilaso)
Onomatopeya: Casi lo mismo que la aliteración. Empleamos los sonidos de nuestro lenguaje para imitar un ruido: Crash, splass, toc-toc, bruummm...
(Puede hablarse de los efectos de estos dos recursos diciendo que son eufónicos (si suenan bien, o de forma que se considere agradable) o cacofónicos (en caso contrario).

RECURSOS SINTÁCTICOS
Elipsis, suspensión y reticencia: Son muy parecidas. Consisten en omitir algún elemento de la frase. Un verbo en el titular de un periódico (elipsis), el final de una frase porque es perfectamente previsible (suspensión) o remarcando el final para conseguir otro efecto (reticencia). Ejemplo: No se ha hecho la miel para la boca del... aquí presente. El caso extremo de esta figura es el zeugma, un figura de construcción consistente en que si una palabra aparece en el primer elemento de una enumeración, ha de sobreentenderse en los demás.
Ej: "Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza." (Cervantes)
Hipérbaton: Alterar el orden sintáctico normal de los elementos de una frase.
Ej: "Estos, Fabio, ¡ay dolor! que ves ahora,
campos de soledad, mustios collados". (R. Caro)
Asíndeton: Eliminación de nexos. Se da brevedad e ímpetu a la frase.
Ej: "Y entre las nubes mueve
su carro Dios, ligero y reluciente;
horrible son conmueve,
relumbra fuego ardiente,
tiembla la tierra, humíllase la gente". (Fray Luis de León)
Polisíndeton: El caso contrario del anterior. Utilización de más conjunciones de las necesarias.
Ej: "Y los dejó y cayó en despeñadero
el carro y el caballo y caballero" (Herrera)
Sinonimia: Es una acumulación de sinónimos. Suele indicar el deseo de precisión conceptual.
Ej: "La gloria, el éxito, la popularidad, el espejismo de ser conocido, estimado y admirado, se presenta de distinta manera a los ojos de los escritores" (Baroja)
Epíteto: Empleo de adjetivos que pueden considerarse innecesarios.
Ej: "Cual queda el blanco lirio cuando pierde
su dulce vida entre la hierba verde." (Garcilaso)
Paráfrasis o amplificación: Consiste en ampliar un modelo.
Ej: "Todo en ella encantaba, todo en ella atraía,
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
El ingenio de Francia de su boca fluia.
Quien la vio no la pudo ya jamás olvidar." (A. Nervo)
Anáfora: Repetición de una o más palabras al comienzo de la frase o del verso.
Ej: "Aquí fue Troya, aquí mi desdicha y no mi cobardía se llevó mis alcanzadas glorias; aquí usó la fortuna conmigo de sus vueltas y revueltas; aquí se oscurecieron mis hazañas, aquí, finalmente, cayó mi ventura para jamás levantarse." (Cervantes)
Epífora: Repetición de una o varias palabras al final de frases sucesivas.
Ej: "de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones..." (Cervantes)
Epanadiplosis: Empezar y terminar un verso o frase con la misma palabra.
Ej: "¡Hurra, cosacos del desierto, hurra!" (Espronceda)
El caso contrario, es decir, emplear una misma palabra al final de una frase o verso y al principio de la siguiente recibe el nombre de Anadiplosis. Si esta figura se continúa puede recibir el nombre de concatenación.
Ej:"La justicia es todo sabiduría, y la sabiduría es todo orden, y el orden es todo razón, y la razón es todo procedimiento, y el procedimiento es todo lógica." (Benavente).
Otra variante es la llamada conduplicación:
Ej: "Yo quisiera en mí mismo confundirte
confundirte en mí mismo y entrañarte;
Yo quisiera en perfume convertirte,
convertirte en perfume y aspirarte." (Salvador Díaz)
El juego consistente en repetir las mismas palabras en diferentes lugares de la misma frase o de otras tiene más variantes: una de ellas es el quiasmo que consiste en cruzar pares de palabras.
Ej: "Llamadesme Montesinos, Montesinos me llamad" (Romance de Montesinos).
Retruécano: Repetir en una frase, con orden inverso, los elementos de otra.
Ej: "En este país no se lee porque no se escribe , o no se escribe porque no se lee." (Larra).
Paronomasia: Es un juego de palabras que consiste en utilizar dos palabras de sonidos parecidos, aunque de distinta significación.
Ej: "Por manera que en la buena república el sacerdote ora, el labrador ara" (Fray Antonio de Guevara).
Sinestesia: Es otro juego de palabras que consiste en desplazar un adjetivo de un campo sensorial a otro.
Ej: cuando hablamos de "música dura" o de "canción pegadiza".
Los últimos juegos de palabras que hemos citado suelen estar en la línea divisoria entre las figuras de dicción y las figuras de pensamiento. Faltan unas cuantas figuras, pero no están en la lista, entre otras razones, porque son menos frecuentes y porque pueden confundirse con facilidad con las que hemos enumerado hasta aquí. De todas maneras citaremos unos cuantos nombres para que, quien esté poseído por la curiosidad, busque su significado y sus ejemplos correspondientes en un diccionario, enciclopedia, o tratado específico de figuras retóricas. Así pues, serían la conversión, la complexión, la reduplicación, la similicadencia, la paradiástole, etc.

RECURSOS SEMÁNTICOS
Muchos de los recursos semánticos están relacionados con la polisemia, es decir, con aquella palabra que posee más de un significado. Así pues, en este apartado tenemos la dilogía o silepsis, que consiste en jugar con los dos significados de una palabra. Es muy frecuente en la publicidad.
Ej: "Este trabajo es una lata" (y se anunciaban botes de pintura)
Ejemplo literario: "El era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle" (Quevedo)
En este terreno también entra el calambur en el que se juega con las sílabas de dos palabras contiguas para producir una palabra de sentido distinto.
Ej: "La película ha sido dirigida por Richard Cutero y escrita por Richard Nizzero" (De "El Pais Imaginario").
También entran en este apartado los juegos de palabras basados en la homonimia, que son aquellas palabras que suenan igual, aunque se escriben diferente y tienen diferente significado. En el caso de la anfibología, se potencia uno de los significados en busca de un resultado chocante.
Ej: "Anita ¿qué te toca ese músico?" (Salvador Jordán)
Antítesis: Emplear palabras de significado opuesto.
Ej: "Con mayor frío vos, yo con más fuego" (Herrera)
Paradoja: Consiste en unir dos ideas que, en principio, parecen irreconciliables.
Ej: "Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero
que muero porque no muero" (Santa Teresa)
Una especial variante la ofrece el oxímoron. En esta figura no se juega con ideas, sino con términos que, no sólo parecen irreconciliables, sino que lo son.
Ej: Hablar de "cruel ternura" o de un "rascacielos horizontal".
Gradación: Es una serie significativa ordenada de menos a más o de más a a menos.
Ej:"en tierra, en humo, en polvo, en sombra , en nada" (Góngora)
Hipérbole: Consiste en exagerar en la presentación de la realidad que se quiere representar. Véase, por ejemplo, el "retrato del dómine Cabra" de Quevedo o la descripción de "la serrana fea Alda" en el Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita. También es muy frecuente encontrar giros hiperbólicos en las argumentaciones de la publicidad.
Ironía: Expresar, en clave de burla, lo contrario de lo que se quiere comunicar. Exige una pronunciación cuidada. Véase, por ejemplo, el siguiente ejemplo de El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca:
"Y aquí, para entre los dos,
si hallo harto paño, en efecto,
con muchísimo respeto
os he de ahorcar, juro a Dios."
Símil o comparación: Consiste en comparar explicitamente el término real con el objeto poético. Exige la presencia de un 'como'. Véase en el siguiente ejemplo extraído de la sabiduría popular:
"El amigo verdadero
ha de ser como la sangre
que siempre acude a la herida
sin esperar que la llamen"
Metáfora: La metáfora es, en la práctica, lo mismo que una comparación, pero el 'como' se elimina. Es decir, se procede a afirmar la identidad entre el objeto real (A) y el objeto poético (B). Tendríamos, a grandes rasgos, dos tipos de metáforas: aquella en la que aparecen A y B (Tus dientes son perlas) y aquella en la que el objeto real desaparece y es suplantado por el objeto poético, es decir, sólo aparece B (Las perlas de tu boca). Algunos autores las llaman metáforas puras e impuras y otros metáforas de primer y segundo grado.
Tropos: En estas figuras retóricas existe siempre una relación de proximidad entre el objeto real y el objeto representado. Como la palabra proximidad es muy ambigua procederemos a la clasificación clásica de los tropos. Solían dividirse en dos bloques
a) Sinécdoque
• La parte por el todo o viceversa: mil cabezas por mil reses.
• El singular por el plural o viceversa: el español es valiente.
• El individuo por la especie: es un Nerón, un Mecenas, un Quijote.
• El número determinado por el indeterminado, etc,
b) Metonimia
• La causa por el efecto: las canas merecen respeto.
• El autor por su obra: he comprado un Picasso.
• El símbolo por lo simbolizado: La espada (el ejército), la cruz (El cristianismo).
• El lugar por la cosa que de él procede: un Jerez.
• Lo específico por lo genérico: no se gana el pan.
• Lo abstracto por lo concreto: el amor es egoísta (aunque esto sea también una personificación).
• La materia por la cosa que está hecha con ella: el acero (la espada) los bronces (las campanas). A esta figura también se la llama jitanjáfora.
• El instrumento por quien lo maneja: el primer violín de la orquesta.
• El continente por el contenido: ¿Tomamos unas copas?, etc.
Con este listado no se terminan, evidentemente, las posibilidades del lenguaje. Cada estilo, cada necesidad, cada autor, recurre a recursos propios o a figuras que quizás habían caido en desuso. Enumeraremos unas cuantas figuras más, aptas sólo para curiosos empedernidos, que deseen buscar sus significados y ejemplos. Algunas (no todas, ni mucho menos) podrían ser las siguientes: concesión, corrección, enumeración, preterición, epifonema, lítote (lo contrario de hipérbole), etc, etc, etc.
Incluso no debe olvidarse que hay figuras retóricas que no son juegos sintácticos ni de palabras, sino que exigen una exposición amplia y a las que se denomina, propiamente hablando, figuras retóricas. Un listado sucinto (ya que ejemplificarlas resultaría excesivamente prolijo) sería el que a continuación se detalla:
• Prosopografía: descripción de los rasgos físicos o externos de una persona.
• Etopeya: descripción de los rasgos morales o internos.
• Retrato: combinación de los dos anteriores. Si la descripción es muy viva se llama hipotiposis.
• Exclamación: Desahogo de sentimientos.
• Interrogación e interrogación retórica. Pregunta que no necesita respuesta porque se da por supuesta.
• Apóstrofe: Invocación a seres reales o imaginarios.
• Personificación: Atribuir cualidades humanas a seres inanimados o abstractos.
• Sentencia: es una reflexión profunda y tajante.
También de estas últimas figuras hay muchas más, pero nos limitamos a enumerar las de mayor frecuencia de aparición y no cansar la memoria con un listado que puede parecer, no sólo inoperante, sino también inútil. Sin embargo, quien esto piense se delatará a sí mismo, pues estas figuras retóricas son muy abundantes en el lenguaje coloquial y cotidiano, aunque las estudiemos como distintivas de otros lenguajes, fundamentalmente el literario.
En el fondo todos somos poetas y vale la pena saber qué recursos utilizamos, cómo se llaman y descubrir, si se puede, o se sabe, recursos nuevos.